Mes de la lectura.
Luego de haber leído varios cuentos sobre diferentes Caperucitas, los nenes y las nenas de 2ªA crearon una nueva versión, que redactaron con ayuda de la Seño Cris, de biblioteca. Como les quedó hermoso porque son unos escritores y escritoras geniales, lo queremos compartir con todos ustedes. ¡Esperamos muchos "me gusta"! ¡Aplausos para los autores y las autoras! ¡La Seño Cris está muy orgullosa de ustedes!
CAPERUCITO
ARCO IRIS MUTANTE ZOMBIE
Autores:
Las geniales escritoras y escritores de 2º A.
Había una vez un chico, que vivía con su papá en un departamento en la
ciudad.
Su papá era muy habilidoso
tejiendo con dos agujas y le había confeccionado para el invierno un gorro con
lanas de muchos colores, parecido a una caperuza y a él le gustaba tanto, que
no se lo sacaba nunca, ni siquiera en verano, cuando hacía tanto calor que se
podía hacer un huevo frito en el pavimento, por eso, en el barrio, lo llamaban
“Caperucito Arco Iris”.
Pero el protagonista de nuestro cuento, no es un chico común, como
cualquier chico. Caperucito Arco Iris era un niño zombie, al igual que su abuelito
y tenía, además, una larga cola de ratón, que, por más que tratara de ocultarla
para que no se le enredara con los rayos de las ruedas de su bicicleta, siempre
terminaba asomando por debajo de la botamanga de su pantalón.
Un día, el papá de Caperucito Arco Iris, le pidió que fuera a la casa de
su abuelo, que vivía en una hermosa cabaña de troncos en el bosque, para
ayudarlo con las tareas de la casa, ya que estaba bastante mayor y le dolía
mucho la espalda cuando tenía que barrer.
Caperucito se colocó el barbijo, se puso en el bolsillo la botellita de
alcohol en gel, agarró la tarjeta para poder viajar y caminó por la avenida
hasta llegar a la estación del subte. Pasó la tarjeta, giró el molinete y se
sentó en un banco a esperar.
Era muy extraño todo. A pesar de que era una hora en la que la estación
solía estar llena de gente, no había nadie y cuando el subte llegó, estaba
vacío.
Caperucito se sentó en un asiento, sin preocuparse por mantener distancia
con ninguna persona, ya que viajaba solo y se puso a mirar las lucecitas rojas
que iban marcando sobre el mapa, el paso de las estaciones.
De repente, el subte se detuvo entre dos estaciones y las puertas se
abrieron. Caperucito bajó y caminó unos
metros sobre las vías hasta llegar a una salida.
Pero no se trataba de una salida cualquiera. Era la puerta de una cueva
donde vivía un enorme dragón arco iris. Y a pesar de que nuestro protagonista
era muy muy alto, el dragón era mucho más alto y grande que él.
Cuando el dragón lo vió aparecer a Caperucito en la puerta de su cueva,
pensó que sería muy rico para comerlo en estofado, ya que hacía varios días que
no comía y el estómago le gruñía de hambre.
Se abalanzó sobre nuestro amigo y le quiso hincar un colmillo en una de
sus mejillas. Caperucito saltó hacia atrás y se cubrió la cara con el brazo. El
dragón lanzó una llamarada por su enorme bocota y el fuego le quemó la punta
del gorro multicolor que había tejido el papá de Caperucito. Como él amaba ese
gorro, se puso furioso y luchó contra el dragón. Pero el dragón era muy fuerte
y se le estaba haciendo muy difícil ganar la pelea.
En el momento en que pensó que iba a perder la batalla, recordó que tenía
en el bolsillo la botellita de alcohol en gel, y que la profe le había enseñado
en el cole, que el alcohol es inflamable, así que aprovechó que el dragón no
dejaba de escupir fuego y lo roció. En seguida quedó como una batata a la
parrilla.
Justo cuando se había terminado de cocinar, llegó el abuelo, que había
salido a buscarlo, preocupado porque su nieto estaba tardando mucho en llegar.
Ycomo los dos eran zombies, se sentaron en la cueva a compartir un rico
cerebro de dragón a la parrilla.
FIN