SE CUMPLIERON 150 AÑOS DE "ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS"
Cuéntenos
un a historia", pidieron
las tres hermanitas Liddell al
profesor de matemáticas que se hacía llamar Lewis Carroll, y
cuyo verdadero nombre era Charles Lutwidge Dodgson. Esa tarde de 1864, como
tantas otras, las niñas compartían con el amigo de su padre un paseo en barco.
Carroll improvisó entonces la historia que a un siglo y medio de su primera
publicación mantiene intacto su poder de atracción.
En 2015 se cumplen 150 años de la
primera edición de Alicia en el país de las maravillas . Y, no obstante el tiempo
transcurrido, la obra sigue inspirando expresiones artísticas de todo tipo. El
viaje que emprendió aquella niña, al caer en la madriguera de un simpático
conejo, incluye más de una decena de versiones cinematográficas, televisivas,
obras de teatro, ballets, canciones, esculturas, y se tradujo a casi un
centenar de idiomas. La imaginación, disparada por ese relato, no se frena ni
aun cuando los críticos siguen discutiendo si es para niños o no.
Su
permanencia, explican, se debe a que plantea problemas de interés humano,
social, linguístico y lógico. Su autor, al final de su vida, escribió que
"el porqué de un relato como éste no puede ni necesita ser puesto en
palabras. Para aquellos a cuyos ojos un niño es un libro sellado, incapaces de
atisbar lo que hay de divino en una infantil sonrisa, esas palabras serían
vanas; el que haya amado tan siquiera una vez verdaderamente a un niño no las
necesita".
Jonathan
Miller, que llevó adelante la versión televisiva de Alicia en el país de las maravillas,
en 1966, explicaba que el poder de fascinación que continúa ejerciendo ese
texto a través de las generaciones está en haber sabido expresar, mediante el
lenguaje del sueño, el terror que le produce a todo niño la experiencia de
crecer. De la mano del disparate, los símbolos y las metáforas -las del espejo,
el ajedrez-, Carroll aborda la posibilidad de trascender los límites de la
lógica.
La
primera edición de Alicia... fue de dos mil ejemplares. Dos décadas
después, Carroll quiso publicar también los dibujos con los que había ilustrado
los manuscritos del cuento que regaló a Alice Liddell. Y le escribió una carta
pidiéndole esos manuscritos y su autorización para difundirlos.
"No cabe duda de que, al
publicarlo, se me podría acusar de grosero egoísmo. Pero eso no me preocupa en
lo más mínimo, porque me consta que no es ése el motivo que me anima a hacerle
esta petición; lo único que pienso es que, teniendo en cuenta la extraordinaria
popularidad obtenida por ambos libros -hemos vendido más de 120.000 ejemplares
de los dos- debe haber muchas personas a quienes gustaría ver la forma
original." Dodgson se refería también a la continuación deAlicia... que publicó en 1871, A
través del espejo y lo que Alicia encontró.